Los viñedos llegaron a Francia gracias a los romanos, quienes plantaron sus primeros cultivos hacia el año 125 a. C. Estos primeros cultivos fueron en la Provence, al sur de Francia, y poco a poco se fueron extendiendo hacia el norte.
En el año 630, los duques de Borgoña donaron a la abadía de Bèze un dominio (parcela) que después se convertiría en el clos de Bèze (el cual se mantiene aún hoy en día), siendo este el comienzo de la aventura de los monjes con los viñedos. En 1790 los viñedos de las abadías fueron vendidos y comprados por la burguesía parisina. La Borgoña es una extensión de terreno de aproximadamente 230 km de norte a sur. Tiene 29.067 ha de viñedos, los cuales representan el 6% de todos los viñedos franceses. Se producen alrededor de 183 millones de botellas cada año, lo cual corresponde a un 0.4 % de la producción de vino mundial.