Durante años se asoció el vino rosado con un vino de calidad inferior; ese no es el caso hoy en día, pues existen rosés para todos los gustos, desde vinos ligeros y fáciles de tomar, hasta más complejos, estructurados y añejados en madera.
El origen del vino rosado parece estar en Bordeaux, Francia, cuando empezó la elaboración, en el siglo XIX, de su famoso Clairette, que era el favorito de los ingleses, quienes desde épocas medievales eran sus principales compradores.